Esta madrugada he vuelto a ser tío, y además "aitabitxi" (padrino en euskara).
A las 4:30 de la mañana eramos los únicos en la sala de espera. No se oía nada, alguna charla de las enfermeras cuando pasaban por los pasillos. De repente se oyen gritos. Después silencio. De nuevo gritos, gritos de mujer. Nuevamene silencio. Otra vez gritos, al rato, llantos de bebe. Gritos y llantos de vida.
No era mi cuñada, pero podría haberlo sido perfectamente.
Zorionak, mis mejores deseos para esa nueva vida, para los tres.
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